Hay veces que el clásico "espejito, espejito..." no nos favorece.
No se soportan los reflejos.
Y es duro que te lo hagan vivir.
Te das cuenta que tus palabras y actos calaron hondo cuando el espejo aparece.
Antes estuviste demasiado ciego como para darte cuenta.
Y ahora es tarde.
De nada sirven las palabras en este momento.
Arrepentirse? Menos. (Aunque de eso tenés tan poco...)
Y una vez más te repito que la vida se dio así.
Una por una tus acciones te están persiguiendo.
No corras, es en vano.
Y es lo que, inconscientemente, estuviste buscando.
Puteá, gritá, escapá.
Te puedo asegurar que nada llega hasta acá.
Y eso me aleja más.
Te hablé de un principio pero nunca de un final.
Todo parece pesar.
Y a mi ya no me haces llorar.
