Es casi un estado de locura.

viernes, 28 de enero de 2011

Cuatro días después

Otras realidades que llegan y con una mezcla de sensaciones poco descriptibles.
Viviendo un día a día agrio como el te con limón que dejé de tomar porque se enfrió y cambió su sabor.
Esa es una sensación similar a la que me invade en este momento.
No puedo diferenciar lo dulce de lo agrio. El dolor del ardor.
Luego de cuatro días se me terminaron las pastillas de la felicidad que me hacían dormir como nunca antes.
Y ahora, no me queda más que vivir las 24 horas del día.
24 horas que son eternas.
Días que no son los soñados.

Respiro una vez más.
El ventilador de una confiteria da vueltas y de fondo suena una canción.
Y otra. Y otra. Y otra.
Pero el tiempo parece no pasar más.

No podré conseguir más pastillas de la felicidad?
Aunque sea para seguir viva unos días más...