Es casi un estado de locura.

jueves, 13 de enero de 2011

Esperar

A veces uno vive esperando que la felicidad toque la puerta.
Instalás timbre, portero eléctrico y portón automático para que la llegada sea más fácil.
Y esperás y esperás y esperás y nunca llega...
Hasta que un día, cuando el sol se decidió a salir, llegó.
Y en un abrazo se va la tristeza y te sentís cerca de tus cosas otra vez.
Y en una mesa en la calle te reencontras con lo que te hace bien.
Y de repente y sin pensarlo, vuelve tu vida.
Tu motor se enciende y ya no necesitás más.
Mejor dicho, sólo necesitas que ese momento no termine.
Entonces es momento de mirar para atrás y para adelante.
Sentir orgullo por el camino recorrido y pedir para seguir recorriendo una ruta buena, serena y llena de luz.